Un día comprendí que, aunque quieras mucho a una persona y sientas que para mantener a tal persona a tu lado, tienes que sufrir, sacrificar tu esencia y hasta rogar, aunque te duela, retírate.
Y no tanto porque las cosas se tornen difíciles, sino porque quien no te haga sentir valorado, quien no sea capaz de dar lo mismo que tú, quien no pueda establecer el mismo compromiso, la misma entrega, simplemente no es para ti.